Este post, que va con dedicatoria, lo escribí hace algunas semanas en relación con una noticia que leí. Espero que os guste...
La afirmación de... Maestro, tú te callas! era impensable en mi época de estudiante, pero ahora mismo parece que es lo más bonito que le pueden decir a un educador profesor.
Yo no me dedico al mundo de la enseñanza, pero estoy rodeada de gente que sí, y para más inri, tengo un adolescente de 15 años en casa. Por este motivo me resulta tan sorprendente que hayamos llegado hasta aquí. Y mi pregunta es... se puede permitir esto? O sea, visto lo visto, claro que se puede, pero se debe?
Cuando yo estudiaba eso era impensable... Contestarle a un profesor??? Eso lo hacían los “malos” nada más!! Y de una forma mucho más light... Mi educación primaria la recibí en un colegio de monjas. El respeto y la disciplina eran el pan de cada día, y la verdad es que a día de hoy los valores que a mí me inculcaron la “Señorita Corín”, la “Señorita Dolores” o la “Señorita Charo” (por nombrar solo a algunas) son sólidos y estables, y aún no se me han olvidado. Yo no tengo trauma porque me riñeran cuando iba hablando en la fila, ni tengo trauma porque me castigaran una tarde entera haciendo copiados, ni tengo trauma tampoco porque me descosieran el dobladillo del uniforme por llevarlo “demasiado” corto,... Yo no tengo ningún trauma, en absoluto.
Cada vez que mi sobrino Migue me viene contando algo que ha ocurrido en la clase (eso es todos los días...) no doy crédito de lo bestias que pueden llegar a ser los niños. Pero sí, pueden llegar a ser muy bestias, o simplemente... bestias.
Los niños ya no juegan al escondite en el recreo, ni a la comba, ni al elástico. Para ellos el “por mí y por todos mis compañeros pero por mi primero” no significa NADA, cuando para mí era... LO MÁS!! Por Dios, he salvado a TODOS!!!
Ellos se mosquean cuando no les funciona bien el bluetooth del móvil para pasarse la última canción de DJ BOBO. Yo me mosqueaba cuando en el 1,2,3 Pollito Inglés me tenía que ir para atrás porque me habían visto moverme!!! Sus peleas son brutales y hasta se graban con el móvil para después jactarse de ellas... Yo me “peleaba” jugando al “Matar”.
Pero todos sabemos (y no hace falta que seas profesor) que en la educación hay algo que falla. Algo que la hace incompleta y que está llevando a formar a adolescentes contestones y creídos que piensan que llevan todas las de ganar (en todos los sentidos), y que tienen la capacidad y la maldad suficiente como para llegar a levantarle la mano a un profesor...
Con esto no quiero decir que todos los adolescentes sean iguales. Por supuesto que no. Esa es nuestra esperanza!!! No sería justo por mi parte meter a todos en el mismo saco, porque además no todos son así.
Pero... qué hacemos? Cómo se soluciona esto? Es problema de la sociedad en la que vivimos? Es problema de la Educación que reciben en sus casas? Es problema del Sistema Educativo? O... es problema de TODOS???
Este post va para mi hermano Juanma, para Merche, San, Mamen, Silvi, Belén, Fernando, Jesús, Aníbal, Mario, Paco (Bornos), Alicia, Cristina, Domingo, Jesús Avila,... y tantos y tantos amigos que aman su profesión y trabajan día a día por hacer que algunos de estos niños se salven de la hecatombe...
La afirmación de... Maestro, tú te callas! era impensable en mi época de estudiante, pero ahora mismo parece que es lo más bonito que le pueden decir a un educador profesor.
Yo no me dedico al mundo de la enseñanza, pero estoy rodeada de gente que sí, y para más inri, tengo un adolescente de 15 años en casa. Por este motivo me resulta tan sorprendente que hayamos llegado hasta aquí. Y mi pregunta es... se puede permitir esto? O sea, visto lo visto, claro que se puede, pero se debe?
Cuando yo estudiaba eso era impensable... Contestarle a un profesor??? Eso lo hacían los “malos” nada más!! Y de una forma mucho más light... Mi educación primaria la recibí en un colegio de monjas. El respeto y la disciplina eran el pan de cada día, y la verdad es que a día de hoy los valores que a mí me inculcaron la “Señorita Corín”, la “Señorita Dolores” o la “Señorita Charo” (por nombrar solo a algunas) son sólidos y estables, y aún no se me han olvidado. Yo no tengo trauma porque me riñeran cuando iba hablando en la fila, ni tengo trauma porque me castigaran una tarde entera haciendo copiados, ni tengo trauma tampoco porque me descosieran el dobladillo del uniforme por llevarlo “demasiado” corto,... Yo no tengo ningún trauma, en absoluto.
Cada vez que mi sobrino Migue me viene contando algo que ha ocurrido en la clase (eso es todos los días...) no doy crédito de lo bestias que pueden llegar a ser los niños. Pero sí, pueden llegar a ser muy bestias, o simplemente... bestias.
Los niños ya no juegan al escondite en el recreo, ni a la comba, ni al elástico. Para ellos el “por mí y por todos mis compañeros pero por mi primero” no significa NADA, cuando para mí era... LO MÁS!! Por Dios, he salvado a TODOS!!!
Ellos se mosquean cuando no les funciona bien el bluetooth del móvil para pasarse la última canción de DJ BOBO. Yo me mosqueaba cuando en el 1,2,3 Pollito Inglés me tenía que ir para atrás porque me habían visto moverme!!! Sus peleas son brutales y hasta se graban con el móvil para después jactarse de ellas... Yo me “peleaba” jugando al “Matar”.
Pero todos sabemos (y no hace falta que seas profesor) que en la educación hay algo que falla. Algo que la hace incompleta y que está llevando a formar a adolescentes contestones y creídos que piensan que llevan todas las de ganar (en todos los sentidos), y que tienen la capacidad y la maldad suficiente como para llegar a levantarle la mano a un profesor...
Con esto no quiero decir que todos los adolescentes sean iguales. Por supuesto que no. Esa es nuestra esperanza!!! No sería justo por mi parte meter a todos en el mismo saco, porque además no todos son así.
Pero... qué hacemos? Cómo se soluciona esto? Es problema de la sociedad en la que vivimos? Es problema de la Educación que reciben en sus casas? Es problema del Sistema Educativo? O... es problema de TODOS???
Este post va para mi hermano Juanma, para Merche, San, Mamen, Silvi, Belén, Fernando, Jesús, Aníbal, Mario, Paco (Bornos), Alicia, Cristina, Domingo, Jesús Avila,... y tantos y tantos amigos que aman su profesión y trabajan día a día por hacer que algunos de estos niños se salven de la hecatombe...