Mis segundos padres: Un gallina llamado Carlos y una poeta llamada Rosario

Mi tío Carlos es un Gallina. Pero no porque sea un cobarde, para nada, sino porque se queja por tó! Es un coñazo! Es tan perfeccionista para todo que no se da cuenta de que todas las cosas no son cuadriculadas. Para él, el gris no existe. Él es mi segundo padre, y a pesar de todo, lo quiero tal y como es.

Conociéndolo como lo conozco sé que ha leído cada uno de mis post. Pero… ¿cómo? Pues habrá llamado 846 veces a mi cuñado Joaquín para que le explique como entrar en mi Blog, habrá tomado notas en su supercuaderno de cómo entrar en mi blog, y finalmente habrá leído mi blog. Lo de dejar un comentario será la próxima lección.

Pero mi tío es mi tío, y solo yo me meto con él. Cuidadito con el que le diga a mi tío algo malo! Siempre ha dicho de mí que soy una fresca, pero todo es porque con él nunca me he callado ni una. Yo sé que está súper orgulloso de nosotros (aunque nunca nos lo diga, no hace falta). Para mi tío sus sobrinos somos lo mejor.

Él es soltero, ha vivido siempre con nosotros, lo ha compartido todo con nosotros y además, no ha tenido hijos. Por eso para él nosotros somos sus hijos. Mi tío será el padrino de mi boda (no se cuando pero algún día me casaré), pero además ha sido así desde siempre. Mi padre fue el padrino de mi hermana y el mío será él.

Tito, aunque no te lo diga nunca (creo que nunca te lo he dicho), aunque pienses que soy la más pasota del universo, aunque me pelee contigo día sí, día también y el del medio, aunque seas tan tan gallinilla… Aun así, has sido un segundo padre para mí, y por eso te quiero.

Mi tía Rosario es una poeta. Pero no de las que escribe libros, sino de las que regala acciones, hechos que son poesía. Ella para mi es mi segunda madre. Me ha criado. Me ha hecho las albondiguitas que tanto me gustan y el arrolito con carne. Me ha repeinado. Me ha hecho los pichis fresquitos para el verano y mi primer traje para salir a un escenario. Y nunca me ha dicho que NO a nada.

Con setenta y pico está llena de vida. Le encanta viajar, hacer fotografías de todo, grabar todos los momentos especiales, y los no tanto también. Es alegre, risueña, y sobre todo una gran persona. Mi tía solo se pelea con su marido, el Tito José. Son pimpinela! Que pareja más peculiar…

La tita Rosario es la mayor de las hermanas, y también ha sido como una madre para mi madre. Por eso quizás se le de tan bien el ser madre. Dicen que la experiencia es un grado. Ella tiene a sus hijos, sus nietos, sus yernos,… Pero para ella TODOS somos su familia.

Quizás siento la necesidad de escribir esto porque a mis segundos padres jamás les he dicho que lo son. Pero nunca es tarde… verdad?